POLÍTICAS Y ESTÉTICAS DEL CUERPO SEXUADO GÉNERO Y SEXUALIDAD EN EL VIDEO ARTE ECUATORIANO
Por Christian León
El presente texto tiene como finalidad presentar un resumen sucinto de los resultados del proyecto de investigación “Cuerpo, género y sexualidad en el videoarte ecuatoriano (1990-2010)” llevado a cabo gracias a la beca de investigación del Premio Nacional de Artes Mariano Aguilera 2012. En un inicio se introducen un conjunto de conclusiones y datos generales sobre los discursos de género y sexualidad mediados por tecnologías videográficas en el campo del arte ecuatoriano. Posteriormente se analizan las tendencias fundamentales y obras emblemáticas agrupadas en torno a tres campos temáticos: feminidades, masculinidades y diversidades sexuales.
Espectros tecnológicos y sexuales
Hay dos presencias espectrales que vienen acechando el campo artístico ecuatoriano desde mediados de los años noventa: las tecnologías de vídeo y los discursos de género y sexualidad. Los dos son una especie de espectros, en el sentido que le da Derrida a esta palabra, ya que a lo largo del tiempo parecerían estar suspendidos entre la presencia y la ausencia, entre lo visible y lo invisible, entre la realidad y el deseo. En el Ecuador, desde los años setenta existen evidencias de usos creativos y experimentales del vídeo en el campo del arte, sin embargo solo hasta mediados de los noventa su uso se populariza entre los artistas; y recién; en los últimos años curadores, museos e instituciones le han dado el lugar que se merece. Por otro lado, a pesar de que existe un conjunto de artistas mujeres que sistemáticamente han trabajando temáticas de género y sexualidad desde los noventa, hasta la actualidad estos recorridos no han sido leídos y reconocidos por críticos, curadores e instituciones.
Estas dos situaciones hacen que tanto las tecnologías de vídeo como los discursos sexo-genéricos tengan hasta la actualidad un lugar paradójico y espectral en la historia del arte contemporáneo en Ecuador. Por efectos de una herencia modernista aún no superada, el campo del arte contemporáneo ecuatoriano surge y se afirma sobre la base de proyectos que reinvindican la crítica de los valores autónomos del arte. Esto hace que las perspectivas de género y sexualidad así como las tecnologías audiovisuales sean concebidas como elementos exteriores al campo artístico.
Cuando nos propusimos la presente investigación, buscamos asir el espectro y demostrar el peso y la importancia de la tecnología del vídeo y los discursos sexo-genéricos en la construcción de una escena contemporánea en el arte nacional. Como lo han planteado algunos autores, el videoarte jugó un papel fundamental en la crítica de los valores autonómicos del modernismo, en los procesos de desmaterialización de la obra y en politización del campo artístico. De forma lenta y silenciosa; en nuestro país, la introducción de las tecnologías del vídeo en el campo artístico permitió continuar los procesos de ampliación del campo y cuestionar los límites de la representación artística. Como parte de este proceso, el vídeo faculta ir más allá de la representación escultórica y pictórica para introducción de las trazas de lo real que deja el cuerpo sexuado.
Como resultado de esta investigación, logramos identificar y fichar noventa obras en vídeo que trabajan temáticas sexo-genéricas realizadas entre los años de 1998 y 2013. Por la distribución temporal de las obras encontradas, se puede advertir que solamente hasta la segunda mitad de los años noventa el uso del vídeo en el campo artístico empieza a ser frecuente. Efectivamente, a partir del año 2000, existe una tendencia creciente en la producción de videoarte. Las videografías de temática sexo-genérica tienen un momento importante de arranque entre 1998 y 2000 con el trabajo de artistas como Larissa Marangoni y Jenny Jaramillo, esta última reconocida por la gran mayoría de artistas entrevistados como la pionera.
Desde finales de los noventa, hay una presencia de vídeos realizados por mujeres que trabajan temáticas de feminidad en torno a ejes como cuerpo, política, deseo, violencia, machismo y roles de identidad de género. Del total de los vídeos identificados, un 40% corresponden a este tipo de producción. Entre las artistas que han trabajado estos temas podemos destacar, a más de las dos mencionadas, a Sara Roitman, Valeria Andrade, Paulina León, Karina Aguilera Skvirsky, Saskia Calderón, Vera León, Janneth Méndez, Karina Cortez, María José Icaza, Katya Cazar y junto a ellas una generación más joven: Romina Muñoz, Valeria Gordillo, Gabriela Santander, Lorena Serrano, Marcela Ormaza, María José Machado.
En menor medida, y ubicadas en un contexto temporal más reciente, se identificaron obras relacionadas con masculinidades y diversidades sexuales. El trabajo sobre masculinidades centrado en temas como deseo, violencia e identidad es el que menor número de vídeos registra dentro de la investigación. Quizá la razón es que al ser la posición masculina la dominante no es vista como un problema. Dentro de los artistas que trabajan en esta línea destacan: Adrián Washco y Fabricio Cajas; junto a ellos podemos nombrar a Oscar Santillán, Carlos Vargas, José Toral, Pancho Viñiachi, Pablo Almeida, Raúl Ayala, Hugo Proaño, Paúl Rosero, Roger Pincay, Juan Caguana, y artistas mujeres como Larissa Marangoni y Marcela Ormaza.
Dentro del trabajo sobre diversidades sexuales -desplegadas alrededor de ejes como identidad, deseo, discriminación- fundamentalmente se abordan temáticas gay, transexual y transgénero, no encontramos trabajos sobre lesbianismo o intersexualidad. Los artistas que con más énfasis han trabajado en el tema son Santiago Reyes y Eduardo Carrera, adicionalmente otros que han topado el tema son Sara Roitman, Carlos Vargas, Juan Rhon, Memo Quintana y Oscar Santillán.
Arte y activismo, un diálogo pendiente
Desde los noventa, paulatinamente han surgido artistas que a través del uso del vídeo están posicionando discusiones sobre la epistemología del cuerpo, sus usos sociales, sus implicaciones respecto de la orientación del deseo, sus relaciones con los roles de género y su articulación con políticas sexuales. Desde otra vertiente, la insurgencia del activismo neofeminista y GLBTI (Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transgéneros, Intersexuales) ha generado una tensión productiva entre la esfera de la sexualidad y la política. Los nuevos feminismos, el movimiento gay, organizaciones a favor de las diversidades sexuales y colectivos transgéneros y transfeministas están cambiando los términos de referencia desde los cuales se debate lo político y la cultura. Paradójicamente, en los últimos veinte años, el diálogo entre la esfera artística y el campo de la política ha sido casi inexistente.
Solo hace unos pocos años ha empezado un saludable intercambio entre artistas y activistas. Es en el campo de la videocreación sobre diversidades sexuales donde se verifica un mayor diálogo entre arte y activismo. En los últimos años se han producido un conjunto de proyectos que han puesto en diálogo a organizaciones GLBTI y artistas contemporáneos. Organizaciones como el Proyecto Transgénero, Artikulación Esporádika, Fundación Causana y Silueta X han dinamizado este diálogo. De igual manera organizaciones feministas como Casa Feminista de Rosa y Taller de Comunicación Mujer han encontrado en el trabajo artístico un aliado para sus luchas. Por su parte, algunos artistas han puesto al servicio de estas luchas sus competencias y obras dentro de estos proyectos activistas. Si bien, como lo sostienen tanto artistas como activistas entrevistados, este diálogo no es fácil y está lleno de contradicciones, es de igual manera necesario en un momento donde arte y política parecen perder su fronteras y en un contexto donde la crítica a los saberes, prácticas e instituciones tradicionales que regulan la sexualidad es indispensable.
A manera de cierre de este corto texto, quisiera dejar constancia de mi agradecimiento al Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y a mi equipo de trabajo integrado por María Belén Moncayo y José Peña.
Testimonios de artistas
“La corporalidad en el vídeo que se desapegue de lo biológico, físico, químico del cuerpo” (Valeria Andrade).
“Con el vídeo mi trabajo sobre el género se vuelve más directo, las temáticas en el vídeo son mucho más frontales” (Jenny Jaramillo).
“El vídeo me permite ver con una mirada realista lo que la escultura no alcanza” (Larissa Marangoni).
“El audio, la imagen y la temporalidad del vídeo son aportes particulares para mi obra para elaborar discursos más complejos y a la vez mucho más básicos” (Vera León).
“La cámara para mí es un espacio íntimo, un ojo cómplice” (Karina Cortez).
“Uso los recursos del vídeo para deconstruir, transformar, desdibujar” (Cayetana Salao).
“El vídeo te da realidad, los temas que el cuerpo y el género necesitan” (Eduardo Carrera).
“Creo que soy más transfenimista que feminista. Creo que el feminismo es un punto de reflexión por el que se tiene que pasar” (Valeria Andrade).
“Mis obras están ligadas a la lucha de género desde un aspecto muy personal, muy íntimo” (Larissa Marangoni).
“El tema del género y la sexualidad es recurrente. Es a la vez universal porque todos tenemos una sexualidad y a la vez es muy personal” (Karina Aguilera Skvirsky).
“Trabajo en mi obra el cuerpo mutilado, un cuerpo que necesita siempre ser suturado” (Karina Cortez).