Pablo Barriga, (Quito, 1949). Pintor, artista conceptual, performer, escritor y docente. Realizó sus estudios artísticos en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador y completó su formación en Inglaterra y Estados Unidos.
Su labor creativa se relaciona con las artes visuales y la escritura de relatos y artículos sobre arte contemporáneo; en su notable carrera podemos encontrar más de una cuarentena de presentaciones comprendidas entre exposiciones individuales, colectivas, bienales, conferencias y charlas; además de una vasta colección de artículos, textos y reseñas escritas sobre su producción.
Su trabajo se dirige al espectador a través del juego o de la ironía, y busca crear una conciencia crítica en el observador, de forma que no se limite a complacerse con la contemplación de la obra sino que se cuestione sobre lo que está viendo. En los últimos años Barriga aborda temas como las emociones y la identidad.
Tanto su práctica artística como su pensamiento sobre arte contemporáneo han sido expuestos en varios lugares de Latinoamérica, América Anglosajona, El Caribe y Europa.
Su tiempo libre lo comparte con la labor docente, misma que mantendrá hasta la jubilación.
Candidatura propuesta por:
No Lugar • Arte contemporáneo •
Es un proyecto que hibrida la producción artística con la práctica curatorial y se dedicada a apoyar y promover la práctica y el pensamiento estético contemporáneo a través de un centro de investigación, curaduría, exhibición, residencias, talleres, plataforma de debate, promoción, formación y representación de artistas emergentes. Desde el 2010 a la actualidad No Lugar se ha convertido en un proyecto referente en la escena del Arte Contemporáneo Latinoamericano.
Esta selección se fundamenta en la necesidad de generar una línea de tiempo para la escena del arte reciente en Ecuador. En ese orden de ideas, consideramos que lo hecho por Pablo Barriga merece de una revisión que asuma su producción como uno de los puntos de partida para entender los procesos, cambios de acento y lugares en que se ha dado la producción del arte en las últimas tres décadas.
Barriga ha mostrado interés por todas las formas del lenguaje, desde sus comienzos con el colectivo literario “Bufanda del sol”, a comienzo de los años ochenta, hasta su exposición “Pintura de pared”, de 2012, en que usó pinturas de otras épocas, de su autoría, para cubrirlas con un solo tono de color y generar una nueva serie aun a costa de sí mismo. Este ocultamiento dramático y jovial de unas obras a partir de otras puede servir de metáfora para su actividad, así como Barriga usa sus pinturas viejas como base para hacer nuevas imágenes, algunos de los gestos de este artista han abierto espacios y dejado bases para que otros también puedan participar de los juegos que propone el arte.
Las acciones de Barriga en la vía pública, poco registradas, casi efímeras y que solo años después fueron clasificadas bajo el anglicismo del performance, hasta piezas de sitios específicos, por fuera de los radares de los espacios habituales donde debía suceder el arte, fueron actos de lenguaje que mostraron que otra vida era posible. Más allá de un manido y predecible indigenismo o del canon de producción de fetiches tan propios de un sistema mercantil, Barriga se aleja de la zona de comodidad y de la cárcel del estilo.
Barriga ha habitado una patria del gesto tan amplia como el mundo, un recorrido que distingue al viajero del turista. Prueba de este viaje es su trabajo con ciertas comunidades para proyectos específicos y su actividad constante, prolongada, cuidadosa y relacionada con la educación. Lo suyo ha sido un aprendizaje invisible del que hoy se pueden ver buenos resultados, uno de ellos es que el lugar de donde proviene la postulación de Barriga para este premio es “No lugar”, un espacio para hacer y pensar el arte dirigido por algunos de los alumnos de este profesor que no solo les enseñó cosas sino que tal vez hizo con ellos algo más difícil: los dejó aprender.
Barriga, como buen lector y escritor, también ha revisado archivos históricos, la estrecha escritura de la historia y a punta de imágenes le ha abierto a tajo al canon espacios para otras interpretaciones, su interés y persistencia han sido tan marcados que hoy, con este premio, se le abre un hueco a la historiografía del arte de Ecuador para que incluya a uno de sus más significativos artistas. En 1995 Pablo Barriga produjo proyectos en los pabellones de este mismo espacio desde donde hoy hablamos; en este centro, antes de ser el Centro de Arte Contemporáneo, el artista articulaba su producción con la memoria anterior de un sitio que en ese entonces estaba abandonado y ruinoso. Hoy este espacio no solo está recuperado sino que también recupera historias, el sentido de este premio es reconocer la práctica de personas como Barriga: si este artista insistió tanto sin contar con un reconocimiento fuerte de la institución arte, él y otros tienen posibilidades de seguir repercutiendo en el medio artístico ecuatoriano. Estamos ante un comienzo auspicioso.